Sala VI

Marcha fúnebre por una campesina

EUGENIO GRANELL

A Coruña, 1912 – Madrid, 2001
4939 – Marcha fúnebre por una campesina
1947. ÓLEO/TABLA

Eugenio Granell vivió parte de su infancia y juventud en Santiago de Compostela. En los años treinta del si. XX se traslada a Madrid involucrándose en asociaciones de carácter republicano. En 1939 se exilia, primeramente en República Domincana donde comienza a pintar, y posteriormente en Guatemala y Puerto Rico. En 1956 se traslada a New York donde ejerce como profesor de literatura española en el Brooklyn College hasta su jubilación en 1985, cuando regresa definitivamente a España.

Eugenio Granell vivió parte de su infancia y juventud en Santiago de Compostela. En los años treinta del si. XX se traslada a Madrid involucrándose en asociaciones de carácter republicano. En 1939 se exilia, primeramente en República Domincana donde comienza a pintar, y posteriormente en Guatemala y Puerto Rico. En 1956 se traslada a New York donde ejerce como profesor de literatura española en el Brooklyn College hasta su jubilación en 1985, cuando regresa definitivamente a España.

Su tesis doctoral presentada en 1967 con el título El Guernica de Picasso. El final de una era española, supuso la gran influencia que ejerció en él el artista malagueño.

Marcha fúnebre por una campesina es anterior a 1949, año del encuentro de Granell con André Bretón, padre del Manifiesto surrealista, en su visita a la República Dominicana. Este hecho confirma que Granell ya venía desarrollando la tendencia alegórica antes de conocer el surrealismo: «Nací surrealista. De niño, dibujaba arquitectura y castillos fantásticos y cuando conocí a los surrealistas supe que yo ya había hecho aquello antes”.

La composición de esta obra se estructura en tres registros horizontales, con colores planos y brillantes. En la parte inferior, aparece el cuerpo inerte de una mujer campesina; en la central, la fanfarria que acompaña el cortejo fúnebre; en la superior, la alegoría de la barbarie humana se representa a través de símbolos surrealistas: el culto a la máquina (cañones) y la lucha entre la sinrazón (toro) y el pueblo indefenso (caballo).

Las figuras y los objetos derivan del cubismo expresado con distorsión, el canon alargado, el valor del hueco y la geometrización de las formas, que se presentan estáticas en un escenario ceremonial en el que las figuras se recortan de manera caligráfica, oponiéndose a la horizontalidad de los tres registros de color.

Audioguía

Marcha fúnebre por una campesina | 4939 - Eugenio Granell