Vicente Carducho nace en Florencia hacia el 1576, pero desarrollará la mayor parte de su fecunda carrera para la corte madrileña. Con ocho años de edad, se muda al Escorial junto con su hermano, contratado por Felipe III para trabajar en la decoración de el Escorial. En 1607, tras la muerte de su hermano, es nombrado a ocupar a su plaza como pintor del rey, desarrollando su trabajo en la corte junto a Velázquez, hasta su muerte en Madrid en 1638.

Sus personajes, siempre moderados, son vestidos con hábitos repletos de calidades y brillos próximos al estilo veneciano. La pasión de Carducho por el detalle secundario es habitual en su producción, aquí presente en el encartado de la alfombra del primer plano, alarde pictórico y muestra de su enorme calidad. La composición, surgida de lineas sencillas y claras a pesar de su complejidad, es fruto del dominio de el espacio pictórico que tiene el maestro florentino que, junto con su gran capacidad narrativa, reparte el cadro en dos grandes planos. El primero, donde se desenvuelve la acción principal, y un segundo plano de gran protagonismo, donde se muestra la visión que el santo Juan de Mata tiene durante su primera misa y que dá origen a la Orden de los Trinitarios.