Xesús Corredoyra nace en 1889 en Lugo, en el seno de una Familia Hidalga de la que recibe una sólida formación religiosa. En 1903 recibe una beca de la Diputación de Lugo para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Completa su formación académica en el taller de Cecilio Plá y después en el de Joaquín Sorolla, donde permanecerá hasta 1909, cuando da por concluida su formación.

Tras un primer momento marcado por la tendencia luminista de Sorolla, Corredoyra se aleja de esta estética para adoptar un acusado estilo personal, de tendencia simbolista, cuyo inicio coincide con una estancia en la residencia familiar de Os Laureiros, marcada por el recogimiento y un fuerte misticismo religioso. Tras la cual, en 1916, se muda a Santiago de Compostela, donde retratará a la burguesía compostelana realizando, además, una serie de viajes por Europa.

En 1921, por recomendación de Sotomayor, viajará a América, exponiendo y recorriendo Sudamérica, para más tarde afincarse en Nueva York y Washington donde, debido a su amistad con el embajador de España en Estados unidos, se relaciona con la burguesía americana, a la que hace varios retratos. El cuadro que estamos viendo titulado La dama del papagayo, pertenece a este momento. Fallecerá en Santiago de Compostela en 1939.

La obra de Xesús Corredoyra evoca a Valle-Inclan y al Greco, aproximándose a pintores españoles como Julio Romero de Torres o Zuloaga, pero con un marcado estilo personal, orientándose hacia un fuerte lirismo espiritual influenciado por la corriente simbolista, en un momento en el que los artistas madrileños miran al pasado para superar el academicismo imperante.

Corredoyra oscurece la paleta, destacando a los personajes sobre un fondo oscuro, casi teatral, en el que, como podemos ver, se colocan las figuras, definidas por característicos rostros ovalados de grandes ojos almendrados, en un claro eco al Greco. El pintor lucense nos muestra a la mujer sumergida en sus pensamientos, cabizbaja sosteniendo un papagayo. Corredoyra percibe la figura femenina desde la atracción y el peligro, huyendo de la mujer seductora y provocadora para proponernos una figura idealizada y mística.