Fernando Álvarez de Sotomayor nace en Ferrol en 1875, pero tras la prematura muerte de su padre, siendo Sotomayor un niño, la familia se traslada a Madrid. Su carrera, repleta de éxitos, traduce la importancia que este pintor tuvo en su momento.

Su obra podría agruparse en dos grandes secciones: el regionalismo gallego y su face retratista, que representa la mayor parte de su producción. Sotomayor es considerado como uno de los mejores retratistas de su generación.

En la obra que estamos viento titulada Abuela y nietos, se representa a la madre del pintor Asunción Zaragoza y Nuñez de Pindo leyendo, rodeada de seis de los hijos que el pintor tuvo con Pilar de Castro. La obra, inundada por la luz, se resuelve con pincelada suelta y empastada que derrama vitalismo y claridad sobre las ropas de los hijos, opuestas al sobrio y oscuro vestido de la Abuela, que centra la escena. La luminosidad y familiaridad que emana del cuadro de Abuela y Nietos, se contrapone al retrato titulado El Académico D. Ángel del Castillo, situado cerca de esta obra. Este retrato, pintado en 1937 momento en el que Sotomayor residía en A Coruña, representa a Ángel del Castillo director del Museo de Bellas Artes de la ciudad entre 1922 y 1935, con frac negro y la medalla de la academia, leyendo en un ambiente sobrio.

Angel del Castillo realizó la difícil labor de recogida de obra de arte y organización de la colección del museo durante los primeros pasos de la entidad cuando no contaba con espacio museístico, siendo Sotomayor el que habilita parte del Edificio del Consulado del Mar como primera sede para el museo y asume el cargo de director durante un corto período de tiempo, antes de re-ingresar como director del museo del Prado de Madrid en 1939.

Sotomayor también destacó por sus retratos aristocráticos. A su vuelta a España tras su etapa en Chile (1908-1915) fue nombrado pintor de la corte de Alfonso XIII, realizando más de media docena de retratos del monarca, y pintando además a buena parte de la nobleza y aristocracia española del momento. Ejemplo de ello lo podemos ver en esta sala con el retrato de María Teresa Losada y González de Villaz, Marquesa de Zarreal, realizado en 1917, en un momento en el que los artistas miran al pasado para superar el academicismo, Sotomayor plantea este lienzo con claros guiños a la pintura Goyesca.