Sala IV

El viejo de la zanfoña

ISIDRO BROCOS

Santiago de Compostela, 1841 – A Coruña, 1914
2931 – El viejo de la zanfoña
1909. BARRO COCIDO/MODELADO
DONACIÓN. DONNINO BROCOS

Isidoro Brocos Gómez nace en Santiago de Compostela en 1841, en el seno de una familia humilde, al servicio de los condes de Altamira, de la que recibió sus primeras lecciones artísticas de la mano de su padre, Eugenio, pintor y grabador, y su tío, escultor, pertenecientes al “Liceo de la amistad”, durante la crisis del aprendizaje derivada del declive de los gremios.

Isidoro Brocos Gómez nace en Santiago de Compostela en 1841, en el seno de una familia humilde, al servicio de los condes de Altamira, de la que recibió sus primeras lecciones artísticas de la mano de su padre, Eugenio, pintor y grabador, y su tío, escultor, pertenecientes al “Liceo de la amistad”, durante la crisis del aprendizaje derivada del declive de los gremios.

Su formación académica comienza en Santiago de Compostela en la Sociedad Económica de Amigos del País, donde asiste a las clases del pintor José Cancela, con quien comenzará su incansable actividad docente. No obstante, Brocos se verá obligado a alternar las clases con un trabajo como grabador a la temprana edad de 14 años, para ayudar al sustento de su familia tras la prematura muerte de su padre.

En 1868, se traslada a Madrid para continuar con su formación en la Escuela de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando. Respaldado por su esposa Rosa Tojo Vaamonde, se traslada a Roma en 1873, donde permanecerá siete intensos meses en los que recorrerá las principales ciudades de Italia para después mudarse a París, donde residirá tres años estudiando en la Escuela Nacional de Bellas Artes, entrando en contacto con la corriente impresionista.

Con su vuelta a Galicia, en 1879, se entrega a la actividad docente, ganando ese mismo año la cátedra de Dibujo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, donde permanecerá un año, transcurrido el cual se muda A Coruña e ingresa en la Escuela de Bellas Artes. Será entonces cuando comience una etapa de gran actividad artística, con obras como El viejo de la zanfoña, que podemos ver aquí.

Isidoro Brocos se destaca por su espíritu eminentemente laico, frente a la abundante producción religiosa del momento. Sus temas, de marcado carácter costumbrista, remiten a la escultura realista española, preocupada por estudiar los tipos populares, inundados de un carácter anecdótico. En este caso, se retrata a un ciego tocando la zanfoña, con sombrero de ala ancha y capa, bajo la que se encuentra un lazarillo encargado de manejar las marionetas que sobresalen de la espalda del ciego. Esta obra representa un tipo popular conocido como el ciego de los monifates.

Audioguía

El viejo de la zanfoña | 2931 - Isidoro Brocos