Manuel Colmeiro nace en Silleda. De niño, se traslada con su familia a Buenos Aires, ciudad en la que se inició en el dibujo y la pintura. En 1928 regresa a Galicia en donde su evolución irá paralela a la “estética de granito” que también desarrollarán artistas como Laxeiro, en una búsqueda de un arte autóctono para Galicia.

El estallido de la guerra civil española supone su exilio que vendrá acompañado de un cambio en la concepción de su pintura. Colmeiro se instala primero en Buenos Aires donde desarrolla su faceta como pintor y muralista y, después en París (1949) ciudad desde la cual viaja a Galicia con cierta periodicidad. En la capital francesa estudia la luz, lo que se tradujo en un cambio pictórico. Sus obras expresan una rica luminosidad que proviene del influjo del postimpresionismo de Cezanne y de un exaltado cromatismo que recuerda a los fauves.

En Figuras con manzanas, el artista refleja el mundo rural y agrícola. Asocia el género del bodegón a la figura femenina como protagonista indiscutible. Mujeres de apariencia voluminosa, sólida y compacta que aparecen en actitud solemne, hierática y concentrada en su trabajo. El bodegón del primer plano presenta manzanas como naturaleza muerta. En la producción artística de Colmeiro este tipo de bodegón es bastante frecuente, así como la presencia de hogazas de pan.

Prescindiendo de elementos anecdóticos, como el trazo de los rostros, o los detalles de la vestimenta, el artista fusiona dos de sus concepciones de la pintura: la abstracción de los fondos y la perdurabilidad geométrica y táctil de la figuración.

La paleta de color está dominada por el rosa carmín, el azul noche, el cobalto y el verde.