Guiseppe Baldrighi nace en la localidad de Stradella, Pavía, al norte de Italia, en 1723. Comienza su formación artística en Florencia junto a Vicento Meucci, pero será en Parma donde desarrolle la mayor parte de su carrera. Debido a sus dotes como pintor, la corte borbónica de Parma decide enviarlo a París en 1752, para formarse en las tendencias estilísticas más influyentes de Europa, ya que será París, y no Roma, quien marque la tendencia para seguir en estos momentos. Tras su vuelta a Parma en 1756, Guiseppe Baldrighi se convierte en el primer pintor de la corte, destacándose en el ámbito del retrato cortesano. Fallece en Parma en 1803.

Esta obra representa a Fernando I, Duque de Parma entre 1765 y 1802. Nieto del rey Felipe V, primer rey Borbón de España tras la guerra de sucesión contra la dinastía de los Austrias. Contrajo matrimonio con María Amalia de Austria, quien asume un peso importante en el gobierno del ducado. El retrato de influencia rococó, estilo que Baldrighi aprende en París, representa al Duque de Parma con atuendo cortesano, guantes y peluca empolvada, símbolos de la clase social aristócrata. El uso de las pelucas comenzó en Francia durante el mandato del rey Sol y fue muy popular en Europa durante el transcurso del siglo XVIII.

El retrato hace hincapié en la condición militar del Duque, representado con coraza y en actitud de mando, acompañado de unos soldados y una pieza de artillería, luciendo el emblema de la Orden del Toisón de Oro. Esta Orden, que llega hasta nuestros días, es considerada la orden de caballería más importante de Occidente. Encontramos su origen en el Ducado de Borgoña en el siglo XV pero se extendió, por medio de la corona española, a todas las cortes europeas. Los caballeros que pertenecían a ella, debían ser nobles y demostrar lealtad al duque soberano, al que juraban prestar ayuda en caso de necesidad.